EJERCITO DE DIOS
jueves, 12 de noviembre de 2015
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“Un
Verdadero Líder, forma un buen Sucesor”
Texto:
2 Reyes 2:15
“Viéndole los hijos de los profetas que estaban en
Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo”.
En
estos días he estado meditando sobre el valor que los líderes deberían de darle
al hecho de formar un sucesor. Y es que la mayoría de lideres hoy en día no se
preocupan en lo mas mínimo de formar a alguien que pueda sucederlos en algún
momento determinado.
Lo
que sucede es que la mayoría no quiere que nadie lo reemplace, por eso hoy es
común ver egoísmo ministerial, un líder ver que alguien se levantando y en
lugar de apoyarlo, comienza a poner situaciones para evitar que lo sobrepase en
capacidad y liderazgo. Es triste pero cierto.
El
verdadero líder no es aquel que corta alas, ni aquel que corta troncos, sino
aquel que siembra para cosechar. Un Líder de verdad es aquel que sabe muy bien
que en algún momento ahuecará y por ello tienen que haber mas que puedan
realizar el trabajo que el realizaba.
Es
importante que entendamos que no estaremos en el mismo puesto toda la vida, que
Dios puede llevarnos a un Ministerio mayor o a otras áreas, pero mientras
tanto, ¿Será que estas preparando un sucesor?
Y
es que para la carne no suena muy lindo eso del sucesor, porque ¿A quien le va
gustar que venga alguien que haga mucho mejor las cosas que el?, humanamente a
ninguno nos gustaría, pero tenemos que aprender que nuestros discípulos tienen
que llegar a ser mejores que nosotros, sino no fuimos buenos maestros.
Si
algo siempre me ha gustado, es dar oportunidad para crecer a todo aquel que se
lo merece, a todo aquel que a base de trabajo y esfuerzo es digno de obtener un
mejor puesto. Y es que la justicia en ese ámbito es parte de mi formación
ministerial, siempre he creído que la mejor manera de forjar buenos servidores
es estar atentos a su crecimiento para darles oportunidad en el momento
indicado.
Amados
hermanos y en especial líderes de Ministerios o Pastores, seamos conscientes
que debemos formar a nuestros sucesores, puesto que Dios nos tiene preparados
planes mas grandes, ¿Pero que pasara el día que faltes?, ¿Habrá actualmente
alguien que pueda tomar la batuta y seguir tu línea?
Hombres
como Moisés supieron forjar un sucesor, como lo fue Josué, un Elí que forja a
un Samuel, un Elías que pudo forjar a un Eliseo, nuestro Señor Jesús que forjo
a 12 hombres durante su periodo de Ministerio y aun les dijo: “De
cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. (Juan 14:12)
Qué
lindo seria que cada uno de nosotros entendiéramos el valor de formar a
personas que sean hasta mejores que lo que nosotros hemos sido en el
Ministerio. No hay nada mejor que ver luego de un tiempo a aquellas personas a
las cuales un día aconsejaste, guiaste y ministraste, ahora siendo lideres
respectados con Ministerios hermosos de parte del Señor, es ahí en donde
meditas y puedes decir con libertad: “Sin duda fui un buen líder”.
Seamos
buenos lideres, forjemos a mas lideres, que nuestras congregaciones sean
fabricas de lideres, que nuestro objetivo sea hacer mejores servidores y
mejores lideres de los que nosotros mismos hemos sido. Ahí esta el galardón del
verdadero líder, en forjar mas lideres que sean mejores que ellos.
LA MUJER DE CAIN
Amada
Iglesia de Jesucristo que Dios les bendiga.
Recientemente llego a mis manos el escrito que les comparto a continuación, el mismo que considero es de mucha edificación para el cuerpo de Cristo, ya que es sobre la respuesta a una pregunta con la cual en ocasiones nos hemos encontrado o enfrentaremos en alguna oportunidad.
La palabra de Dios nos aconseja a ser diligentes en el estudio de las Escrituras, y una de las tantas razones es porque existen seres que denigran lo que está escrito en la biblia, y buscan por todos lados dejar en vergüenza a los hijos de Dios.
Espero como siempre sus comentarios al respecto y gracias por sus visitas y oraciones. (Rafael Hernández)
Estuve recientemente en una reunión de intelectuales. Platicaba con un conocido escritor, autor de varios libros. El tema de nuestra charla: la Biblia. El un incrédulo y yo cristiano. La Biblia para él un libro mitológico hebreo lleno de fantásticas, aunque muy bellas leyendas. La Biblia para mí la Palabra de Dios revelada a los hombres por el Espíritu Santo.
El Libro de los libros las Sagradas Escrituras, según confesó jamás la había leído, yo, con toda humildad pero con verdad, pude asegurarle que la leía, la estudiaba, y trataba de practicarla todos los días. Y de esta charla surgió una discusión muy provechosa, fruto de la cual es este corto artículo.
Como todos los críticos superficiales de la Biblia, a la que por supuesto desconocen, este escritor me hizo burlonamente la ya conocida pregunta que jubilosamente señalan algunos como evidente prueba de que la Biblia se contradice y se equivoca: "¿De donde tomó mujer Caín?" Por supuesto piensan que es una pregunta a la que no puede dársele respuesta, y triunfalmente se le quedan viendo a uno con aires de vencedores. Sin embargo pronto va cambiando de expresión su semblante a medida que van escuchando la respuesta que ustedes amables lectores, encontrarán en las siguientes líneas. He aquí la respuesta.
Caín fue sin lugar a dudas el primer hijo de Adán y Eva. Dice Génesis 4.1,"Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón". Luego el versículo 2 dice:"Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra". Por la lectura de estos dos versículos muchos eruditos han afirmado que Caín y Abel fueron gemelos. Como no está expresado de modo preciso, bien pudo haber sido así pero de todos modos vemos claramente que Caín nació primero que Abel. Fue, pues, el hijo mayor de Adán y Eva.
En los versículos 3 y 4 ya encontramos a ambos hermanos siendo hombres y ofrendando los dos a Jehová. No se nos dice su edad, pero lógicamente ya eran personas mayores aptas para el trabajo. Génesis 4.3 dice: "aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová" y en versículo 4 "Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y su ofrenda". Caín trabajaba, pues, la tierra, y Abel cuidaba sus ovejas. ¿Sería ilógico pensar que no tenían otros muchos hermanos y hermanas?, no, eso sería muy lógico.
Y ya en el versículo 8 tenemos el primer homicidio: "Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató". Caín mata a Abel. Luego vienen los versículos 16 y 17, y con ellos lo que tanto intriga a los enemigos de la Biblia. Leamos v. 16 "Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén" y v. 17 "conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc". Entre paréntesis: Nod no era el nombre de ninguna persona. Significa "errante", y se le dio tal nombre a ese lugar por haber llegado a él Caín en ese estado o condición.
Los que jubilosamente señalan estos pasajes como una evidente incongruencia de la Biblia, suponen que Caín era entonces el único ser humano en la tierra, aparte de Adán y Eva. Una suposición sin base, naturalmente. En ninguna parte de la Biblia se nos dice que en el momento del homicidio eran Caín y Abel los dos únicos hijos de Adán y Eva. Por el contrario, la lógica nos dice que seguramente ya entonces había un regular número de hermanos, primos, sobrinos, hijos y nietos. Dice Génesis 5.4: "Y fueron todos los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas". Esto es, contando después de la muerte de Abel, pues Set les fue dado a Adán y Eva en sustitución de éste. Génesis 4.25: "Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella), me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín". Tomar nota que no dice aquí que Set haya sido el tercer hijo de Adán y Eva sino "otro hijo en lugar de Abel". Luego nos dice Génesis 5.5: "Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió". Es decir que cuando nació Set, Adán contaba con ciento treinta años. ¿Podríamos imaginarnos cuántos hijos pudo haber engendrado Adán durante ese tiempo? Recordemos la primera parte de Génesis 1.28: "Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos: llenad la tierra y sojuzgadla..."
Claramente vemos aquí a Dios dirigiéndose al primer hombre y a la primera mujer recién creados y creados ya adultos, no lo olvidemos, y dándoles su primer mandamiento y ese primer mandamiento, indudablemente, tuvo que ser obedecido y cumplido. Tan es así que no sólo la fecundidad, sino la longevidad eran la regla general de aquellos días, pues vemos que la facultad de procreación no se veía disminuida con el aumento de edad. Recordemos que Noé engendró a Sem, Cam y Jafet, a los quinientos años de edad (Génesis 5.32).
Poniendo un ejemplo actual, para hacer comparaciones, podría contarles de una pareja de viejecitos que yo personalmente conozco. El tiene setenta y cinco años y ella setenta. Hace cincuenta se casaron y tuvieron seis hijos: cuatro mujeres y dos varones. Actualmente esos seis hijos son padres de treinta y ocho hijos, en conjunto. De estos, nueve ya están casados y tienen trece hijos a su vez. Sumemos estas cantidades y tendremos que aquellas dos personas que se casaron hace cincuenta años se han reproducido en cincuenta y nueve en la actualidad. Y esto es en estos tiempos en que tener seis hijos es ya batir un récord. ¡Ahora en el principio cuando la tierra comenzó a ser poblada! Dice el Dr. Henry M. Morris en su libro, La Biblia y la Ciencia Moderna, "Si aceptamos la afirmación bíblica de que los hombres vivían cientos de años y continuaban engendrando hijos y hijas hasta casi el final de sus vidas, y aceptamos promedios de matrimonio y nacimiento muy conservadores en relación a los actuales, pueden calcularse fácilmente en veinte millones los habitantes de la tierra a la muerte de Adán". Consecuentemente Caín pudo tomar esposa entre sus hermanas y tuvo tiempo suficiente para edificar muchas ciudades.
Sería bueno, para evitar suspicacias, que mis amables lectores recordaran que en esa época primitiva aún no existían las enfermedades, ni los males hereditarios, como ocurre ahora. Es por eso que no sólo Caín, sino también los otros hijos de Adán pudieron contraer matrimonio con sus hermanas. Luego tuvo que haber uniones entre primos, tíos y sobrinos, etc., pues dice Pablo en Hechos 17.26: "Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación".
Vemos, pues, que la Biblia ni se equivoca, ni se contradice, ni es inconsecuente consigo misma en este asunto de la esposa de Caín, ni en ningún otro. Son los ignorantes y, cosa absurda e increíble, los desconocedores de la Biblia, los que jamás la han estudiado ni leído, son ellos los que más la atacan y calumnian, movidos única y exclusivamente por su egolatría, soberbia, orgullo y altivez, y para darse aires de sabihondos y superinteligentes. Respecto a ellos nos dice la Palabra de Dios claramente:"Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación" (1 Corintios 1.18-21).
Los cristianos sabemos que la Biblia no se equivoca, ni se contradice y permanece para siempre. 2 Timoteo 3.16,17 nos dice: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".
Y la prueba más fehaciente nos la da, paradójicamente, la ciencia moderna, la cual en vez de probar lo contrario, cada día que pasa, y mientras más avanza, nos confirma la veracidad eterna de la Palabra de Dios. "El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán", dijo el Señor en Marcos 13.31.
Sigan firmes en la fe y que Dios les continúe bendiciendo (Rafael Hernández)
atalayadecristo@live.com
Recientemente llego a mis manos el escrito que les comparto a continuación, el mismo que considero es de mucha edificación para el cuerpo de Cristo, ya que es sobre la respuesta a una pregunta con la cual en ocasiones nos hemos encontrado o enfrentaremos en alguna oportunidad.
La palabra de Dios nos aconseja a ser diligentes en el estudio de las Escrituras, y una de las tantas razones es porque existen seres que denigran lo que está escrito en la biblia, y buscan por todos lados dejar en vergüenza a los hijos de Dios.
Espero como siempre sus comentarios al respecto y gracias por sus visitas y oraciones. (Rafael Hernández)
Estuve recientemente en una reunión de intelectuales. Platicaba con un conocido escritor, autor de varios libros. El tema de nuestra charla: la Biblia. El un incrédulo y yo cristiano. La Biblia para él un libro mitológico hebreo lleno de fantásticas, aunque muy bellas leyendas. La Biblia para mí la Palabra de Dios revelada a los hombres por el Espíritu Santo.
El Libro de los libros las Sagradas Escrituras, según confesó jamás la había leído, yo, con toda humildad pero con verdad, pude asegurarle que la leía, la estudiaba, y trataba de practicarla todos los días. Y de esta charla surgió una discusión muy provechosa, fruto de la cual es este corto artículo.
Como todos los críticos superficiales de la Biblia, a la que por supuesto desconocen, este escritor me hizo burlonamente la ya conocida pregunta que jubilosamente señalan algunos como evidente prueba de que la Biblia se contradice y se equivoca: "¿De donde tomó mujer Caín?" Por supuesto piensan que es una pregunta a la que no puede dársele respuesta, y triunfalmente se le quedan viendo a uno con aires de vencedores. Sin embargo pronto va cambiando de expresión su semblante a medida que van escuchando la respuesta que ustedes amables lectores, encontrarán en las siguientes líneas. He aquí la respuesta.
Caín fue sin lugar a dudas el primer hijo de Adán y Eva. Dice Génesis 4.1,"Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón". Luego el versículo 2 dice:"Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra". Por la lectura de estos dos versículos muchos eruditos han afirmado que Caín y Abel fueron gemelos. Como no está expresado de modo preciso, bien pudo haber sido así pero de todos modos vemos claramente que Caín nació primero que Abel. Fue, pues, el hijo mayor de Adán y Eva.
En los versículos 3 y 4 ya encontramos a ambos hermanos siendo hombres y ofrendando los dos a Jehová. No se nos dice su edad, pero lógicamente ya eran personas mayores aptas para el trabajo. Génesis 4.3 dice: "aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová" y en versículo 4 "Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y su ofrenda". Caín trabajaba, pues, la tierra, y Abel cuidaba sus ovejas. ¿Sería ilógico pensar que no tenían otros muchos hermanos y hermanas?, no, eso sería muy lógico.
Y ya en el versículo 8 tenemos el primer homicidio: "Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató". Caín mata a Abel. Luego vienen los versículos 16 y 17, y con ellos lo que tanto intriga a los enemigos de la Biblia. Leamos v. 16 "Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén" y v. 17 "conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc". Entre paréntesis: Nod no era el nombre de ninguna persona. Significa "errante", y se le dio tal nombre a ese lugar por haber llegado a él Caín en ese estado o condición.
Los que jubilosamente señalan estos pasajes como una evidente incongruencia de la Biblia, suponen que Caín era entonces el único ser humano en la tierra, aparte de Adán y Eva. Una suposición sin base, naturalmente. En ninguna parte de la Biblia se nos dice que en el momento del homicidio eran Caín y Abel los dos únicos hijos de Adán y Eva. Por el contrario, la lógica nos dice que seguramente ya entonces había un regular número de hermanos, primos, sobrinos, hijos y nietos. Dice Génesis 5.4: "Y fueron todos los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas". Esto es, contando después de la muerte de Abel, pues Set les fue dado a Adán y Eva en sustitución de éste. Génesis 4.25: "Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella), me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín". Tomar nota que no dice aquí que Set haya sido el tercer hijo de Adán y Eva sino "otro hijo en lugar de Abel". Luego nos dice Génesis 5.5: "Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió". Es decir que cuando nació Set, Adán contaba con ciento treinta años. ¿Podríamos imaginarnos cuántos hijos pudo haber engendrado Adán durante ese tiempo? Recordemos la primera parte de Génesis 1.28: "Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos: llenad la tierra y sojuzgadla..."
Claramente vemos aquí a Dios dirigiéndose al primer hombre y a la primera mujer recién creados y creados ya adultos, no lo olvidemos, y dándoles su primer mandamiento y ese primer mandamiento, indudablemente, tuvo que ser obedecido y cumplido. Tan es así que no sólo la fecundidad, sino la longevidad eran la regla general de aquellos días, pues vemos que la facultad de procreación no se veía disminuida con el aumento de edad. Recordemos que Noé engendró a Sem, Cam y Jafet, a los quinientos años de edad (Génesis 5.32).
Poniendo un ejemplo actual, para hacer comparaciones, podría contarles de una pareja de viejecitos que yo personalmente conozco. El tiene setenta y cinco años y ella setenta. Hace cincuenta se casaron y tuvieron seis hijos: cuatro mujeres y dos varones. Actualmente esos seis hijos son padres de treinta y ocho hijos, en conjunto. De estos, nueve ya están casados y tienen trece hijos a su vez. Sumemos estas cantidades y tendremos que aquellas dos personas que se casaron hace cincuenta años se han reproducido en cincuenta y nueve en la actualidad. Y esto es en estos tiempos en que tener seis hijos es ya batir un récord. ¡Ahora en el principio cuando la tierra comenzó a ser poblada! Dice el Dr. Henry M. Morris en su libro, La Biblia y la Ciencia Moderna, "Si aceptamos la afirmación bíblica de que los hombres vivían cientos de años y continuaban engendrando hijos y hijas hasta casi el final de sus vidas, y aceptamos promedios de matrimonio y nacimiento muy conservadores en relación a los actuales, pueden calcularse fácilmente en veinte millones los habitantes de la tierra a la muerte de Adán". Consecuentemente Caín pudo tomar esposa entre sus hermanas y tuvo tiempo suficiente para edificar muchas ciudades.
Sería bueno, para evitar suspicacias, que mis amables lectores recordaran que en esa época primitiva aún no existían las enfermedades, ni los males hereditarios, como ocurre ahora. Es por eso que no sólo Caín, sino también los otros hijos de Adán pudieron contraer matrimonio con sus hermanas. Luego tuvo que haber uniones entre primos, tíos y sobrinos, etc., pues dice Pablo en Hechos 17.26: "Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación".
Vemos, pues, que la Biblia ni se equivoca, ni se contradice, ni es inconsecuente consigo misma en este asunto de la esposa de Caín, ni en ningún otro. Son los ignorantes y, cosa absurda e increíble, los desconocedores de la Biblia, los que jamás la han estudiado ni leído, son ellos los que más la atacan y calumnian, movidos única y exclusivamente por su egolatría, soberbia, orgullo y altivez, y para darse aires de sabihondos y superinteligentes. Respecto a ellos nos dice la Palabra de Dios claramente:"Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación" (1 Corintios 1.18-21).
Los cristianos sabemos que la Biblia no se equivoca, ni se contradice y permanece para siempre. 2 Timoteo 3.16,17 nos dice: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".
Y la prueba más fehaciente nos la da, paradójicamente, la ciencia moderna, la cual en vez de probar lo contrario, cada día que pasa, y mientras más avanza, nos confirma la veracidad eterna de la Palabra de Dios. "El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán", dijo el Señor en Marcos 13.31.
Sigan firmes en la fe y que Dios les continúe bendiciendo (Rafael Hernández)
atalayadecristo@live.com
Arrepiéntete o
Perecerás
por A.W. Pink
“Si no os arrepentís, todos pereceréis
igualmente” (Lucas 13:3).
Estas fueron las palabras del Hijo de Dios encarnado. Nunca han sido canceladas, ni lo serán mientras exista este mundo. El arrepentimiento es absolutamente necesario si el pecador ha de hacer paz con Dios (Isa. 27:5), porque arrepentirse es echar a tierra las armas de rebelión contra Él. El arrepentimiento no salva, sin embargo ningún pecador jamás fue ni será salvado sin el mismo. Sólo Cristo salva, pero un corazón no arrepentido no lo puede recibir.
Un pecador no puede creer verdaderamente hasta que se arrepiente. Esto es visto claramente en las palabras de Cristo respecto a su precursor: “Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle” (Mateo 21:32). Es evidente también en su llamado autoritario, (claro y fuerte como eran las órdenes que se pregonaban a son de trompeta), que hizo en Marcos 1:15: “Arrepentíos y creed en el evangelio.” Es por esto que el apóstol Pablo testificaba “acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21). No te equivoques en este punto, estimado lector; Dios “ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30).
Al exigirnos el arrepentimiento, Dios reclama sus derechos justos sobre nosotros. Él es infinitamente digno de amor y honor supremo, y de obediencia universal. Maliciosamente se lo hemos negado. Nos requiere tanto un reconocimiento del mismo, como un cambio al respecto. Es necesario confesar y acabar con nuestro desapego para Él y nuestra rebelión contra Él. Así que, el arrepentimiento es darnos cuenta sinceramente de haber fracasado espantosamente, a través de toda la vida, en darle a Dios su puesto legítimo en nuestro corazón y vida cotidiana.
La justicia de la demanda de Dios para mi arrepentimiento es evidente si consideramos la naturaleza infame del pecado. El pecado es una renuncia de Aquél que me formó. Es negarle su derecho de gobernarme. Es mi determinación de agradarme a mi mismo, y por lo tanto es rebeldía contra el Todopoderoso. El pecado es anarquía espiritual, y menosprecio total por la autoridad de Dios. Es decir en mi corazón: “No me importa lo que Dios requiere; voy a hacer todo a mi manera. No me importan cuales sean sus derechos en mi vida; voy a ser mi propio señor.” Lector, ¿te das cuenta que has vivido así?
El arrepentimiento verdadero surge cuando, por la obra del Espíritu Santo en el corazón, nos damos cuenta sinceramente de que el pecado es sobremanera pecaminoso, y de lo terrible que es ignorar las demandas y desafiar la autoridad de Aquél que nos formó. Por lo tanto, consiste en un odio y horror santo por el pecado, y en una tristeza profunda por él. Además, consiste en la confesión honesta de él delante de Dios, y en un abandono sincero y completo del mismo. Dios no nos perdona hasta que esto se realiza. “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Prov. 28:13). En el verdadero arrepentimiento el corazón se vuelve a Dios y confiesa: “He ido en pos de un mundo vano que no puede satisfacer las necesidades de mi alma. Te abandoné a tí, la Fuente de Aguas de vida, yendo tras cisternas rotas que no retienen agua. Ahora reconozco y lamento mi necedad.” Y además, dice: “He sido un sujeto desleal y rebelde, pero ya no lo seré más. Ahora deseo y me propongo servirte y obedecerte con todas mis fuerzas, como mi único Señor. Dependo de tí como mi Porción presente y eterna.”
Lector, profese ser cristiano o no, la opción es: arrepentirte o perecer. Para cada uno de nosotros, seamos miembros de alguna iglesia o no, no hay otra alternativa más que volverme o quemarme. Tienes que apartarte de caminar conforme a tu propia voluntad y gusto, y volverte a Dios con el corazón quebrantado, buscando su misericordia en Cristo. Tienes que volverte con el corazón plenamente decidido a agradarle y servirle a Él. De lo contrario, serás atormentado día y noche por los siglos de los siglos en el lago de fuego. ¿Cuál de los dos será? ¡Oh! arrodíllate ahora mismo y ruégale a Dios que te dé el espíritu de verdadero arrepentimiento.
Estas fueron las palabras del Hijo de Dios encarnado. Nunca han sido canceladas, ni lo serán mientras exista este mundo. El arrepentimiento es absolutamente necesario si el pecador ha de hacer paz con Dios (Isa. 27:5), porque arrepentirse es echar a tierra las armas de rebelión contra Él. El arrepentimiento no salva, sin embargo ningún pecador jamás fue ni será salvado sin el mismo. Sólo Cristo salva, pero un corazón no arrepentido no lo puede recibir.
Un pecador no puede creer verdaderamente hasta que se arrepiente. Esto es visto claramente en las palabras de Cristo respecto a su precursor: “Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle” (Mateo 21:32). Es evidente también en su llamado autoritario, (claro y fuerte como eran las órdenes que se pregonaban a son de trompeta), que hizo en Marcos 1:15: “Arrepentíos y creed en el evangelio.” Es por esto que el apóstol Pablo testificaba “acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21). No te equivoques en este punto, estimado lector; Dios “ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30).
Al exigirnos el arrepentimiento, Dios reclama sus derechos justos sobre nosotros. Él es infinitamente digno de amor y honor supremo, y de obediencia universal. Maliciosamente se lo hemos negado. Nos requiere tanto un reconocimiento del mismo, como un cambio al respecto. Es necesario confesar y acabar con nuestro desapego para Él y nuestra rebelión contra Él. Así que, el arrepentimiento es darnos cuenta sinceramente de haber fracasado espantosamente, a través de toda la vida, en darle a Dios su puesto legítimo en nuestro corazón y vida cotidiana.
La justicia de la demanda de Dios para mi arrepentimiento es evidente si consideramos la naturaleza infame del pecado. El pecado es una renuncia de Aquél que me formó. Es negarle su derecho de gobernarme. Es mi determinación de agradarme a mi mismo, y por lo tanto es rebeldía contra el Todopoderoso. El pecado es anarquía espiritual, y menosprecio total por la autoridad de Dios. Es decir en mi corazón: “No me importa lo que Dios requiere; voy a hacer todo a mi manera. No me importan cuales sean sus derechos en mi vida; voy a ser mi propio señor.” Lector, ¿te das cuenta que has vivido así?
El arrepentimiento verdadero surge cuando, por la obra del Espíritu Santo en el corazón, nos damos cuenta sinceramente de que el pecado es sobremanera pecaminoso, y de lo terrible que es ignorar las demandas y desafiar la autoridad de Aquél que nos formó. Por lo tanto, consiste en un odio y horror santo por el pecado, y en una tristeza profunda por él. Además, consiste en la confesión honesta de él delante de Dios, y en un abandono sincero y completo del mismo. Dios no nos perdona hasta que esto se realiza. “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Prov. 28:13). En el verdadero arrepentimiento el corazón se vuelve a Dios y confiesa: “He ido en pos de un mundo vano que no puede satisfacer las necesidades de mi alma. Te abandoné a tí, la Fuente de Aguas de vida, yendo tras cisternas rotas que no retienen agua. Ahora reconozco y lamento mi necedad.” Y además, dice: “He sido un sujeto desleal y rebelde, pero ya no lo seré más. Ahora deseo y me propongo servirte y obedecerte con todas mis fuerzas, como mi único Señor. Dependo de tí como mi Porción presente y eterna.”
Lector, profese ser cristiano o no, la opción es: arrepentirte o perecer. Para cada uno de nosotros, seamos miembros de alguna iglesia o no, no hay otra alternativa más que volverme o quemarme. Tienes que apartarte de caminar conforme a tu propia voluntad y gusto, y volverte a Dios con el corazón quebrantado, buscando su misericordia en Cristo. Tienes que volverte con el corazón plenamente decidido a agradarle y servirle a Él. De lo contrario, serás atormentado día y noche por los siglos de los siglos en el lago de fuego. ¿Cuál de los dos será? ¡Oh! arrodíllate ahora mismo y ruégale a Dios que te dé el espíritu de verdadero arrepentimiento.
sábado, 12 de enero de 2008
1. La fe de los padres
"Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor."1
Según el reporte de Chuck Colson en el Break Point, "El maestro Loren Marks, quien da clases sobre ecología humana en la universidad de estado de Luisiana en una entrevista con la revista australiana Mercatornet, enumeró algunas de las razones por las que las creencias y las prácticas religiosas hacen tal diferencia para muchos hombres.
'Primero, las parejas que están implicadas activamente en la misma fe tienden a tener matrimonios más fuertes, más felices y esto tiene un impacto positivo en las relaciones padres—niños de una manera positiva.
Segundo, los padres que son religiosos tienen menos probabilidades de abusar del alcohol y las drogas que los padres que no practican una religiosos, y se estima que un 80 por ciento del abuso a los niños es relacionado con el alcohol.
'El tercer factor es la creencia que los padres serán personalmente responsables ante Dios si fueron buenos (o malos) padres. Esto crea una motivación sagrada para ser un mejor padre. Es este el factor que indica que una vida religiosa da como resultado mejores padres.'"2
Como H. Jackson Marrón, Jr. dijo, "Recuerde que los niños, los matrimonios, y los jardines de flores reflejan la clase de cuidado que reciben." Y Roberto Fulghum, dice, "no se preocupe porque los niños nunca le escuchan. Preocúpese porque ellos siempre le están observando."
Se sugiere la siguiente oración: "Dios mío, por favor ayúdame a que como padre y/o madre sea un reflejo de Jesús hacia mis hijos y los miembros de mi familia—y todos los demás—y a vivir de manera que al ellos ver a Jesús dentro de mí, quieran tener a Jesús con ellos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén."
"Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor."1
Según el reporte de Chuck Colson en el Break Point, "El maestro Loren Marks, quien da clases sobre ecología humana en la universidad de estado de Luisiana en una entrevista con la revista australiana Mercatornet, enumeró algunas de las razones por las que las creencias y las prácticas religiosas hacen tal diferencia para muchos hombres.
'Primero, las parejas que están implicadas activamente en la misma fe tienden a tener matrimonios más fuertes, más felices y esto tiene un impacto positivo en las relaciones padres—niños de una manera positiva.
Segundo, los padres que son religiosos tienen menos probabilidades de abusar del alcohol y las drogas que los padres que no practican una religiosos, y se estima que un 80 por ciento del abuso a los niños es relacionado con el alcohol.
'El tercer factor es la creencia que los padres serán personalmente responsables ante Dios si fueron buenos (o malos) padres. Esto crea una motivación sagrada para ser un mejor padre. Es este el factor que indica que una vida religiosa da como resultado mejores padres.'"2
Como H. Jackson Marrón, Jr. dijo, "Recuerde que los niños, los matrimonios, y los jardines de flores reflejan la clase de cuidado que reciben." Y Roberto Fulghum, dice, "no se preocupe porque los niños nunca le escuchan. Preocúpese porque ellos siempre le están observando."
Se sugiere la siguiente oración: "Dios mío, por favor ayúdame a que como padre y/o madre sea un reflejo de Jesús hacia mis hijos y los miembros de mi familia—y todos los demás—y a vivir de manera que al ellos ver a Jesús dentro de mí, quieran tener a Jesús con ellos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén."
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